Buenos días para todos los que están allí, del otro lado de la letra.
Mi deseo es compartir con ustedes mis vivencias personales dentro de la preparación física de fútbol. Lejos está la comparación de éstas con la verdad absoluta ni mucho menos. Sólo el ánimo de compartirlas y procurar que a alguno de ustedes, al menos una palabra, sirva para reflexionar y discutir las “verdades del fútbol” que veremos si son tales. Si esto ocurriese, mi esfuerzo se verá glorificado.
En esta oportunidad me gustaría comenzar por un tema que forma parte importante (clave, diría yo) como es el propio ambiente y sistema de trabajo en fútbol. Y no me refiero a los famosos sistemas tácticos (4-4-2, 4-3-1-2, 3-4-3) ni tampoco a los diferentes “libritos” que tenemos cada uno de los profes en la preparación física…ya van a ver.
El fútbol actual de primera división goza de una excesiva inestabilidad laboral, poco frecuente en otros ámbitos. ¿Las causas? ¿Los responsables? Vaya uno a saber; tal vez todos tengamos un poco de culpa.
Si hacemos una mirada por encima y desde afuera; rápidamente nos vemos parados en una de las orillas de este río tan hermoso pero tan peligroso de cruzar, que es nuestro queridísimo fútbol. Y quedan implícitas como válidas (en el inconsciente colectivo) las reglas que avalan semejantes decisiones laboro-contractuales; y así quedan familias y familias sin trabajo de un día para otro. Y lo aceptamos tanto que de sólo plantearlo te ven como un pez raro y en seguida…”si no, no estás para el fútbol”.
Pero he aquí la mirada desde la orilla de enfrente (DESDE LA OTRA ORILLA).
Mi nombre: Cristian Sánchez; mi profesión: Profesor nacional de educación física especializado en la preparación física de fútbol; de nacionalidad: argentino; padre de una hermosa familia (señora y tres maravillosos hijos); 37 años es mi edad actual; ex futbolista profesional; más de 10 años en la preparación física de fútbol.
Les cuento:
Para lograr un sueldo digno, en Argentina, me ha tocado trabajar en más de un trabajo simultáneamente. Entonces, gracias a Dios, tuve la posibilidad de hacerlo en un club de fútbol (pf) y lo complementaba con entrenamientos personalizados, etc. Un buen día me surge la posibilidad laboral que ese complemento se trate de otro club de fútbol (también pf). Hasta ahí no habría problemas, pues no se cruzaban los horarios, las responsabilidades profesionales no se alteraban para nada, en fin…bien.
¿Cuál sería el problema? Celos profesionales. Ninguno de los dos clubes
quería que trabaje en el otro. ¡Querían exclusividad! Pero la recompensa no era acorde a tal pretensión. Por ende tuvimos que negociar y llevar adelante esa situación.
Pasó el tiempo y en uno de esos clubes se terminaba el contrato laboral, entonces pasé ese periodo de transición con menos trabajo al finalizar el año 2009.
Noviembre 2009, llega afortunadamente otra propuesta laboral; esta vez de un club de mejor valía en el ascenso argentino. Y la acepté de inmediato. Finalizando el año este anterior club (divisiones inferiores) me incitó a tomar una decisión. O continuaba con ellos o no.
Les cuento que no es nada fácil tomar ciertas decisiones cuando de ti depende tu familia. Pero lejos de quejarme, es la propia vida. Una seguidilla de toma de decisiones. Y les comparto algo…me encantan los desafíos y allá fui. Dejé ese club para abocarme directamente al club de primera solamente.
Terminaba el año 2009 y mi realidad era esa. Un nuevo desafío por delante; un año que concluía y con las fiestas de fin de año, una renovación natural de esperanza, fe y prosperidad.
Comenzaba el 2010, y para ese entonces iba armando mi año. Más que nada, organizando tareas extra futbolísticas que complementen mi salario, por aquel tema de la inestabilidad laboral. ¿Se acuerdan?
Hicimos una pretemporada bárbara (a propósito, más adelante se las voy a compartir); el grupo muy contento conmigo, muy enchufado y entusiasmado por alcanzar los objetivos que nos habíamos propuesto. Ojo, que de lograrlos seguramente daría una mejora laboral importante. En fin…todo sobre carriles.
Un buen día de enero suena el teléfono en casa y recibo un llamado.
Un colega y amigo: ¿Cristian?
Yo: Sí. Hay una posibilidad de trabajo en un equipo de primera división del fútbol venezolano.
¡Imagínense! Me desestabilizó todo lo que estaba armando. Y es más, tenía que resolverlo en horas. Porque así son las propuestas serias y concretas. Las otras llegan todos los días y nunca se terminan de cerrar.
Tuve que hablar con mi mujer, hablar de a poco con los niños. Ellos van al colegio, en Venezuela el calendario escolar es diferente al del sur, el desarraigo, los amigos propios, los de los niños, la familia, etc. ¿Vieron cuántos temas por resolver?
Después de analizar muchas cosas, dentro de ellas por supuesto la propuesta hecha por la gente de Venezuela, aquí estoy en este hermoso país tropical. Esperando aún, luego de un mes, el reencuentro con mi familia que será en breve.
Así son las cosas, me encuentro otra vez parado frente a un nuevo desafío. ¿Difícil? ¡Muy difícil! Pero como les dije antes, de los que más me gustan.
Conclusión, como dice mi madre, vieron cuántas intimidades hay detrás de un profesional del fútbol. Y en qué quedó el de la otra orilla… seguramente pensando “qué fácil gana la plata”, “hace lo que le gusta y encima le pagan”.
Pero saben una cosa, la plata no la gana fácil nadie en ningún ámbito, y si hago lo que me gusta? Sí claro. Hago lo que soy, mi vocación, mi pasión EL FÚTBOL. Pero un sabio amigo dijo, “hacemos lo que nos gusta pero hay que hacerlo bien para que te paguen”.
Nadie te regala nada y en definitiva no me gustaría que fuese de otra manera. Mi padre me enseñó de chiquito que la plata se gana TRABAJANDO.
Hasta la próxima, Profe Cristian.
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